Su piel esta ajada, cuarteada por
la experiencia, por las jornadas que comienzan cuando todos dormimos, cuando el
día todavía parece no haber comenzado. Está vestido por su uniforme, una camisa
que conserva opacos sus colores originales, con unos botones deshilados, su pantalón
es negro, cubre unas botas de color café que afirman sus pies cuando camina. Tiene
un sombrero blanco con una franja negra en su base. Tiene su corazón corroído de
la injusticia, de la indolencia de un gobierno oligarca y opresor de los suyos.
Él es solo uno de Millones de personas
que se reflejan en su rostro.
Hoy está peleando en la calle,
lejos de su tierra, de lo que es suyo, obligado a cubrirse la cara para no
ahogarse entre el humo fascista que reprime el reclamo de una vida digna. De tener
lo que le corresponde. Un hombre noble obligado a enfrentarse con la
fuerza corrupta que tiene el régimen para
garantizar sus propósitos terroristas. Cobardes que están acorazados y se sienten invencibles golpeando a su paso. Apandillados que ante la impotencia de su propia
ignorancia solo pueden responder como animales, deshumanizados, sin saber que
es a su mismo pueblo el que golpean.
Es un hombre bueno, pero rebelde,
con una voluntad inquebrantable, con una fuerza de espíritu superior, sabe
porque pelea, por la justicia, por el bienestar de unos muchos, de la mayoría.
La desigualdad del país, sus
vidas empobrecidas donde hay todo para no estarlo, lo llena de rabia. Él y
ellos ya no pueden estar más así, a la deriva en un lugar donde unos pocos llenan
sus bolsillos explotando a los que no tienen nada. Salarios indignos, negociaciones
desventajosas por los productos que cultivan, a los que les han dedicado su
vida entera, sus 67 años. Pelea por garantías para cultivar la tierra. Un señor
con sombrero enfrentado altivo y
contestatario a los que lo quieren callar, a los que no escuchan sus gritos.
Hoy sus ojos están llenos de lágrimas,
sin entender la maldad de la que es víctima, la indiferencia de los que venden
el país al mejor postor. De ver que vive en un mundo al revés, donde de sus
derechos se ponen en discusión, en cuestionamiento según las circunstancias. Alza
su voz con el grito del pueblo, proclamando poder trabajar, ya no ser un
ciudadano de segunda clase en su patria. Resistirá de pie, porque sabe que es más
grande, todos unidos son más fuertes. No se arrodillara porque sabe que al
final del día vencerá.
Muy bueno..!! Se q esto es x lo q esta pasando en tu país, mmm pero suena familiar... Igual pasa aqui, aunq sus circunstancias son diferentes, el fin es el mismo... Un poco d justicia... Gracias..!! Sigue escribiendo...!!
ResponderEliminarCreo que captas de una manera increíble la esencia de la vida de muchos campesinos, antes y ahora, independientemente del país que sean, su paga es poca, su trabajo demasiado, su pobreza abundante y la sed de justicia e igualdad enorme.
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